A 52 años de la única evidencia: Para que no quedara duda, Balaguer ordenó fotos a restos de Caamaño
Estos son los rostros sin vida del coronel Francisco Alberto Caamaño, Eberto Geordano Lalane José y Wellington Ascanio Paterson Pietersz, muertos por fuerzas regulares dominicanas en las cercanías de Nizao, San José de Ocoa, el viernes 16 de febrero de 1973. Estas fotografías fueron publicadas por este diario el lunes 19 de febrero del mismo año
POR: CARLOS MORETA
SANTO DOMINGO, R.D.- La historia continúa sin aportar respuestas: Han pasado 52 años desde la ejecución del líder militar Francisco Alberto Caamaño Deñó, ocurrida en la cordillera Central en momentos que dirigía el frente guerrillero que desembarcó en Playa Caracoles contra la “dictablanda” de Joaquín Balaguer, y todavía no existen rastros de su cadáver.
De lo ocurrido el 16 de febrero de 1973, la única pista documentada está en las imágenes de Antonio García Valoy, entonces reportero gráfico del LISTÍN DIARIO, que recibió la encomienda del mismísimo presidente de ir a la loma a registrar lo acontecido.
“Siempre recuerdo algo que me dijo el presidente Balaguer: ‘que no quede ninguna duda’, que todos tienen la libertad para hacer sus trabajos”, rememora García Valoy de las instrucciones dadas y la apertura a retratar cada detalle de la escena en que sucumbió el revolucionario.
Llamada de Palacio Nacional
García Valoy estaba asignado a la fuente de Palacio Nacional, de donde vino la llamada para que realizara acto de presencia. De ese ambiente describe una “situación que era muy difícil”, en virtud de “quien no tenía experiencia de cubrir Palacio, no podía entrar”.
En ese momento los generales Ramón Emilio -Milo- Jiménez y Enrique Pérez y Pérez le habrían dado información a Balaguer de la ejecución sumaria en contra de los anteriores héroes en la Guerra de Abril. “El presidente escuchó, como era su estilo, y se escogió un grupo para que subiera a la loma a ver la guerrilla con los cadáveres”, revive Valoy, esta vez en una conversación de lo ocurrido en la época.
Los seleccionados fueron el periodista José Goudy Pratt, de El Caribe, con el encargo de que su nota fuese publicada por todos los diarios; Antonio García Valoy, reportero gráfico del Listín Diario, que distribuiría las tomas a los medios y el camarógrafo Eladio Guzmán (Güico).
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Portada del sábado 17 de febrero de 1973 de Listín Diario, donde se informa la muerte del coronel Caamaño
Primeras impresiones
Una vez desplazados a la sección Nizao, de San José de Ocoa, empezó el despliegue y exploración, con cámaras en manos, de plasmar las circunstancias del combate.
“Cuando llegamos allá, en la parte alta estaba un camión de soldados y abajo estaba el cadáver de Caamaño. Nosotros inmediatamente nos desplazamos hacia la zona”, recuerda García Valoy como las primeras impresiones.
Tratándose de una orden dictada en Palacio, nunca hubo impedimentos de documentar y, por el contrario, la actitud de los militares de allí fue dar la oportunidad de capturar todo.
Bajo la palabra empeñada de Balaguer respecto a “que no quede ninguna duda”, inmediatamente comenzaron las observaciones de García Valoy concentrándose en buscar señales, marcas y huellas del coronel Caamaño.
“Caamaño tenía un balazo en la cabeza”, ese es el detalle que todavía gravita en la mente del fotoperiodista.
Además de cadáveres, lo otro que había en el lugar era el pelotón de militares que mantenían todo en suspenso. No hablaban, tampoco contestaban, solo dejaron trabajar a los reporteros.
Estado de Caamaño
Las fotos de García Valoy develaron el estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo de Caamaño, quien mantiene fresco en la memoria cada observación realizada.
“Recuerdo el balazo que le dieron a la cabeza, o sea, la herida”, dice con relación a lo visualizado y posteriormente retratado en cámara. También presentó disparos a nivel del tórax, estando boca arriba.
“Yo pedí que lo viraran para tratar de identificar heridas o huellas (en la espalda). Los soldados lo hicieron, fue la orden del presidente”, expresa.
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Imagen del cadáver de Francisco Alberto Caamaño, extraído de la revista ¡Ahora!, en la hemeroteca del Archivo General de la Nación.
No todos creyeron en la evidencia
Hoy, la única evidencia referente a los restos del coronel Caamaño descansa en dichas imágenes. Sin embargo, no todos creyeron que correspondía a su cuerpo, a pesar de que el material gráfico recibe veracidad en el tiempo.
No obstante, obligó a que la Dirección Editorial de Listín Diario decidiera retirar de las calles a este fotoperiodista, en vista de la persecución que también le llevó a tener guardaespaldas.
“Había gente que decía que no era Caamaño (…) un grupo de políticos decían que ese no era el cadáver de Caamaño. Y al presentar tanta gráfica y demostrar las huellas, las heridas, se pudo comprobar que sí”, cuenta García Valoy.
Esta es la única demostración del cuerpo, porque en la actualidad nadie afirma dónde se halla. Los periodistas que acudieron a la cordillera no tienen la respuesta, pues “tal como llegamos, así salimos. Ahí se quedaron los soldados y los cadáveres”.
En honor a Caamaño, que ocupó la presidencia de la República Dominicana en 1965 ante un vacío de poder, se realizó su traslado al Panteón de la Patria mediante un cenotafio, esto es, una tumba vacía o monumento donde no está el cadáver del personaje a quien se dedica.
Sucedió en 2013, mismo año donde se produjeron estudios biológicos de restos que se pensaba correspondían a sus características, pero una vez comparados con el ADN de parientes, fue certificado por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) que no pertenecen al héroe de la Revolución.
Inmortalizado
En la memoria de García Valoy, Caamaño, con quien se encontró en distintos escenarios en el contexto de la Guerra de Abril, era “como amigo muy bueno” y a su favor estaba ser “un hombre con formación increíble”.
El coronel trasciende a la inmortalidad en las letras de Chico González y música de Ramón Leonardo, dando vida a la canción “Francisco Alberto, Caramba”, de cuyas estrofas destaca: “hoy tu ejemplo es su alimento/ya no hay miedo ni silencio/tú estás viviendo en el pueblo”.
Las Fuerzas Armadas emitieron un comunicado informando que Francisco Alberto Caamaño Deñó (41 años) fue abatido en combate en la sección Nizao, de San José de Ocoa. Lo mismo referente a sus compañeros guerrilleros Heberto Lalane José (27) y Wellington Ascanio Peterson Pieterzs (luego corregido y en su lugar divulgado el nombre de Alfredo Pérez Vargas, de 26).
Existe la versión que se trató de un fusilamiento, considerando la presunta orden de Balaguer, a través de la pregunta: “¿Ustedes —los militares— tienen cárcel para un hombre como Caamaño?”.
"Herido, Caamaño fue conducido a la sabana de Nizaíto, donde al cabo de cierto tiempo se apersonaron lo más connotados jerarcas militares. Estos esperaron la señal del centro del poder, mientras algunos oficiales llegaron a conversar con el prisionero. Antes de las cuatro de la tarde, el revolucionario fue colocado frente a un pelotón de fusilamiento. Murió con la dignidad del héroe, lanzando un vibrante viva la libertad de su pueblo", señala el historiador Roberto Cassá en su libro Personajes Dominicanos, tomo II.
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