ARTICULO: Luchas colectivas
Por: Roberto Rosado Fernández, educador
Recientemente sostuve una conversación
con una maestra de la vieja guardia. Del grupo de docentes que levantaron las
reivindicaciones de la ADP sin importar los riesgos que corrieran.
Nos
encontramos en las instalaciones de COOPNAMA, ambos recibiendo servicios de ese
instrumento creado por Octavio Ramírez, oriundo de Las Matas de Farfán, ahora
convertida en un monstruo del cooperativismo continental, además de mecanismo
de solución de problemas inmediatos del magisterio de las provincias de San
Juan y Elías Piña.
A
más de recordar los esfuerzos de tantos educadores, desde la ADP, para
expandir y fortalecer ese esfuerzo colectivo de solidaridad y solución de
problemas inmediatos del magisterio, sirvió para rememorarla como mecanismo de
mitigación de problemas psicológicos que la limitación de recursos afectaba,
física y emocionalmente al magisterio por esos años.
Recordamos los momentos en que la ADP
promovía la lucha por sus demandas y las de la población. Eran grandes y bien organizadas esas Luchas
coordinadas con organizaciones hermanas como: ANPA, ADIA, CODIA, AMD, APMAE,
las enfermeras, los sindicatos de laboratorios, los grupos populares, los
grupos estudiantiles, los clubes culturales, los centros de madres, las
asociaciones de agricultores y otras.
Este modelo de lucha se programaba de
conjunto, las acciones se realizaban de conjunto y los resultados siempre fueron
exitosos. Nadie osaba en emitir un juicio contrario pues cada sector conocía de
antemano la razón de la lucha y lo justa de las reivindicaciones que se exigían.
Hablamos del desayuno escolar, libros de
texto, seguro medico, una sola jornada escolar, evaluación del desempeño,
reajuste salarial conforme varíe el costo de la vida, jubilación automática y,
entre otras más, el respeto a la libertad sindical. Eran las demandas que se
levantaban en cada jornada, unidas a las de los grupos con los cuales se
coordinaba cada acción.
Hoy, gracias a esa forma de dirección
colectiva los profesores, presentes y futuros, ven atractivo el ejercicio de la
docencia y por ello la carrera de educación goza de más demanda en todas las
instituciones de formación superior que
existen en esta región.
En el marco de esa extensa y productiva
conversación lamentamos el rumbo que ha seguido la sociedad de hoy, la
incidencia de comportamientos contrarios a los que se enseñan en las aulas,
promovidos principalmente por los medios de comunicación en sus diferentes versiones,
los que han contribuido a debilitar la capacidad de reflexión y, a su vez, el
debilitamiento de la mayoría de las organizaciones envueltas en aquellas
jornadas de lucha, muchas de las cuales o no existen o están convertidas en
siglas sin ninguna función o al servicio de los que controlan al estado.
Las organizaciones que aún quedan entre
las cuales está la ADP, están muy influenciadas por las fuerzas políticas que
inciden desde el estado, las que, salvo raras excepciones no han sabido
diferenciar el papel del sindicato y el papel del partido, haciendo esfuerzos
por colocarla a su servicio.
Debido a este desatino llega a la dirección
de los sindicatos dirigentes que
responden a los lineamientos del partido antes que a la línea sindical definida
y su lucha parece más coyuntural y económica provocando desprecio de la
sociedad que antes eran sus aliados.
Revertir esta situación, coincidíamos la
maestra y yo, en que, la formación sindical en base al sindicalismo clasista
pudiera ser el aliciente que ayude a recobrar la condición de sindicato que hoy
luce con muchas debilidades.
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