José Joaquín Puello; Historia de un chico de pueblo que alcanzó la universidad de Oxford

POR: DEYANIRA POLANCO

SANTO DOMINGO, R.D.- Del quirófano al estudio, puntual como siempre, a pesar de haber completado una extensa cirugía cerebral.

Así llegó, con su bata blanca, el neurocirujano y científico José Joaquín Puello, que en pocos días cumplirá 84 años, para rememorar sus orígenes, formación y determinación que lo llevaron a graduarse de médico en el país y especializarse en la universidad más prestigiosa del mundo, Oxford en Londres, a mediados del siglo pasado.

“Yo nací en la gloriosa (provincia) San Juan de la Maguana, granero del sur. Fui un muchacho normal de pueblo, me bañaba en el rio, maroteaba tanto, que no he vuelto a comer mangos, me comí casi una tonelada de mangos”, recuerda entre risa, el doctor Puello al ser entrevistado, en el podcast Deyanira en Alta Voz ( Youtube).

Sus padres eran maestros. Entre los dos ganaban poco más de 50 pesos mensuales, para el año 1957, cuando este joven sin cumplir los 17 años, se decidió a estudiar en la Universidad de Santo Domingo, hoy Autónoma de Santo Domingo.

“La universidad costaba 75 pesos, la gente no podía venir. Los que veníamos era un milagro de Dios, que tu pudieras venir a estudiar”, cuenta este hombre de ciencia que creen en la grandeza de Dios y considera que las máquinas nunca suplantarán el cerebro humano.

Aunque sus progenitores no tenían como costearles los estudios, aportaron su mayor riqueza, la educación.

“Un hijo de maestro en aquella época el común de denominador era leer libros, te exigían leer libros importantes, los que me imponían papá y mamá. Yo le narraba a la hora de la comida lo que leía. Eso me marcó”, y es que como mismo cuenta este estudioso del cerebro, leer aumenta las neuronas. “Por ejemplo, todavía con mi edad recuerdo capítulos enteros de El Quijote”.

Una de sus reflexiones es que “los niños tienen que educarse, ir a la escuela y tienen que dormir, esas cosas hacen que madure más rápidamente y ya a los 12 años tienen los 100 mil millones de neuronas. Entonces si sigue leyendo las neuronas siguen reproduciéndose más hasta los 30 años”.

Siempre ha sido estudiante meritorio

Eran un joven despierto, curioso y enfocado, y se enteró que el Club Rotario, en ese entonces, a los estudiantes con buenas calificaciones les pagaba la inscripción del primer año y así entró a la carrera de Medicina.

Para seguirla, mantuvo un alto índice académico, y universidad le exoneró el pago de los seis años por mantener unas calificaciones que indicaban que se graduaría con honores.

Puello no tenía dinero para comprar los libros de medicina. “Entonces en las vacaciones, tres grandes amigos me prestaban sus libros: Bernardo Defilló, José González Cano y el doctor Fernando Valle Pérez, y yo estudiaba con sus libros en las vacaciones y se los devolvía”, con esto ganaba ventaja, pues ya había leído los textos de las clases que aún no les impartían.

Recuerda que los exámenes eran orales y los profesores preguntaban regularmente lo que los decían en clase, también les informaban a quien le fue bien y a quien no.

Juan Bosch lo becó para estudiar en Londres

Se graduó Magna Cum Laude, y el presidente Juan Bosch llega al poder (1963) y “dice que todo estudiante que se graduara, Cum Laude, Magna Cum Laude o Suma Cum Laude, el gobierno le iba a pagar una beca para estudiar fuera del país. Bosch fue quien inicio eso” puntualizó.

Como su deseo era hacerse neurocirujano en Francia, estudio francés, pero cuando tenía todo preparado, le avisaron que debía esperar un año más.

“Pero el doctor Ney Arias Lora, el único neurocirujano que estaba ya aquí, llamó a su profesor en Oxford, Inglaterra… y este le respondió, un lunes, que si viene esta semana lo tomo”, si no, debía esperar al siguiente año.

Sin saber inglés, se fue a Londres con el diccionario en las manos, a la universidad más importante del mundo.

“Allá llegue como un pollito mojado, impresionado, yo me pellizcaba y decía de San Juan de la Maguana a la primera universidad del mundo, creo que fue una bendición de Dios, me siento orgulloso, pero no vanidoso”.

Algunos secretos que compartió este científico de la neurociencia para mantenerse actualizado en cuanto las últimas investigaciones, es que dedica entre una y dos horas diarias a leer.

Dice que se siente como pez en el agua en el hospital, sobre todo en el “Morgan”, hoy Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar donde tiene 54 años trabajando, y hoy es su presidente.

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