San Juan, patronales y cultura
Por:
Maestro Orbito Rosado Ramírez 1de 3
En la época de la invasión
europea a esta parte del planeta tierra,
desconocida hasta ese momento por el mundo civilizado de entonces, por lo que le llamaron descubrimiento del Nuevo Mundo, y luego descubrimiento
de América, la zona conocida hoy como provincia de San Juan, era uno de los cinco cacicazgos taínos en que estaba
dividida la isla Quisqueya, bautizada
como La Española por los ocupantes europeos. El cacicazgo de Maguana o Maguanó, era el principal de la Isla y estaba ubicado justo en el centro de la isla, Maguana o Maguanó era el
nombre dado en el lenguaje taíno, que
significa “La primera Piedra” o “La única Piedra” y que su diosa madre era Apito,
que significa “Madre
de la Piedra”.
La
ciudad de San Juan fue fundada a principio del siglo XVI, entre 1503 y 1504, por el Adelantado de indias Capitán
Diego Velásquez a orilla del río San
Juan, por orden de Nicolás de Ovando, Gobernador de la isla, el cual le da ese nombre en honor a Juan El
Bautista, tomado de la Biblia y Maguana que era el nombre
del cacicazgo, dado por los Taínos, que también significa Vega pequeña. En 1508 se le otorga por real cédula el título
de Villa con su escudo de armas
A raíz de las mudanzas de poblaciones, realizadas a propósito de las Devastaciones encarada por el Gobernador
de la Isla de Santo Domingo, Antonio Osorio, la villa de San
Juan, no fue ninguna excepción, por lo que sus habitantes, junto con los de Bayajá
y Yaguana, pasaron
a ocupar la parte norte de Santo Domingo, junto al resto
de los españoles desarraigados de las zonas despobladas, cuyo poblado pasó a llamarse
Bayaguana.
A
pasar de la producción azucarera y los ingenios que poseía, San Juan de la Maguana entró en un letargo, quedando
eclipsada por un largo período de su historia,
tal como lo hace notar en una relación escrita
por Juan Echagoián, acerca del estado de la Isla de
Santo Domingo, en 1568, en la que no
se menciona a la villa de San Juan, dejando entender que ya para ese entonces había perdido la significación urbana,
fue ya a finales del siglo XVII, cuando se reinicia la población de
San Juan, siendo el siglo XVIII determinante para su desarrollo poblacional, pues en la postrimería de ese siglo XVII, el poblamiento de San Juan
era de unos 4,500 habitantes, según apunta en su libro Antonio Sánchez
Valverde.
En tal Sentido, el resurgimiento poblacional de San Juan se
produce en 1733, de acuerdo con
Carlos Esteban Deive en su libro Las Emigraciones Canarias a Santo Domingo. En ese mismo lineamiento expresa este
autor, que el resurgimiento
poblacional de San Juan “consistió en la reunión de todos los hateros y agricultores que vivían dispersos por dicho
valle, a los que se unieron algunos
vecinos procedentes de Azua.” En ese mismo orden expresa Esteban Deive “es importante
Señalar que después del terremoto de
1751, de allá salieron familias a habitar en el valle de San Juan”. En ese mismo sentido, en una comunicación del cabildo
de Azua al rey de España, fechada
el 23 de abril de 1756, se lee que a consecuencia del traslado del asiento
donde se encontraba la villa destruida, hubo personas que prefirieron trasladarse a San Juan, por considerar inapropiado el lugar escogido para el nuevo poblado.
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