ARTICULO: La función y el compromiso de la escuela de hoy

Por: Roberto Rosado Fernández 

 

             La preocupación que se observa en la sociedad de hoy es si la escuela esta cumpliendo el  rol que la constitución de la República y la Ley General de Educación, 66,97,  le asignan para formar  los hombres que sustituirán a los gestores y docentes de hoy. 

             Se sabe que la escuela es la alternativa idónea para adquirir  saberes; por tal razón se le ha considerado el segundo hogar. Es la institución  que pone en relación la sociedad y el patrimonio, debido a que posee la estructura y los medios para lograrlo y, además, es el espacio donde los niños y jóvenes pasan la mayor parte del tiempo y agotan el proceso para adquirir la formación que le sirva de fortaleza para servirle adecuadamente. 

            Es la escuela quien forma el alumno para que sepa comprometerse con su medio sociocultural y desarrollar una actitud crítica que garantice la preservación y la conservación del patrimonio cultural, histórico y social del país.  

             La escuela no es  ajena a las estructuras sociales dominantes.  Ella lo mantiene y  lo reproduce  porque  provee a los grupos sociales de las competencias mínimas y máximas que necesitan para mantener y ocupar los respectivos lugares en la sociedad y, al mismo tiempo, mantiene el control social a través del proceso de transmisión cultural, distribuyendo y legitimando la forma  de interpretar la realidad, una forma de comportarse en la sociedad y un lenguaje para expresarse. 

          Para las personas trabajar en la escuela; para los niños ir a la escuela, es sinónimo  de lo que  pasa o acontece, mientras que para otros es algo que les pasa o les acontece. La experiencia requiere de interrumpir el automatismo, mirar, escuchar, tomarse tiempo, volver a pensar e iniciar un proceso de adaptación a la nueva circunstancia.  

           A ese respecto, la investigadora Sandra Nicastro ha dicho: ‘El sujeto de la experiencia no es el de la acción permanente, sino aquel que está en disponibilidad, que está abierto y receptivo y tiene capacidad de espera y de entramado en una red de sentidos propios y ajenos’. Y, agrega: ‘Los sujetos que intervienen en la escuela si actúan de manera coordinada logran moldeamientos a los otros sujetos que acuden a ella, enviados por otros para moldear aprendizajes obtenidos de su ambiente familiar y del ambiente que le rodea’. 

           Esos aprendizajes desordenados, llenos de influencias diversas, de aquella escuela que hace paralelismo o contrapeso con la escuela formal, hacen oposición  a los programados por el al Ministerio para la formación definitiva del profesional. Esa confrontación permanente cada día genera nuevos conflictos a los cuales hay que irle dando solución. 

           La principal función de la escuela es orientar un proceso que tome en cuenta la diversidad de aprendizajes que se expresan, la multiplicidad de expresiones culturales que se manifiestan y se  conjugan y que logre resultados positivos  y tangibles en base a esta multiplicidad. 

           La idea de reorientar la escuela y colocarla en el camino de responder a estas exigencias, a estas variedades de aprendizajes es más que correcta  necesaria, porque solo así se puede conseguir homogeneidad en los aprendizajes y mayor calidad en los resultados. 

          La escuela, como segundo hogar, como orientadora  y sistematizadora de las experiencias de aprendizajes que llevan  los alumnos en el momento de su ingreso, está en el deber y la obligación de hacer una selección del personal  que deberá asumir la honrosa tarea de educar y formar. Esa es su función. 

         El equipo administrativo, el de gestión el de las áreas, el docente, el personal de apoyo, los consejos estudiantiles, la unidad de base de la ADP, debe seleccionarse en función de estos propósitos; por lo tanto su formación debe obedecer a criterios que garanticen cumplir con eficiencia los mismos. 

        De este modo la escuela cumpliría su sagrada misión  de enviar a la sociedad  un profesional que garantice su adecuado desenvolvimiento. Así mas experiencias se acumularan  para beneficio del proceso de la escuela, del profesional y de la sociedad. 

            A pesar de los desequilibrios que existen en la sociedad de hoy creo se puede avanzar en este propósito.