¿LOS SANJUANEROS SOMOS BRUJOS O SABIOS?

    Por:  Cristian Hidalgo 

En la mañana de hoy al pasar el chequeo del aeropuerto La Isabela, previo abordar la aeronave HI-828, me encontré con una discusión entre los empleados acerca de la brujería de los sanjuaneros (ellos ignoraban que soy sanjuanero); que el hombre que prueba a una mujer sanjuanera se embruja, porque somos brujos.

Yo les interrumpí y dije que "los sanjuaneros no son brujos, sino sabios". Que al resto del país le han infundido temor acerca de la eficiencia de la brujería de San Juan, por lo que cuando aparece un tonto de otra parte que cree en eso, el sanjuanero le dice lo que quiere escuchar y le asegura que su problema está resuelto. El tonto le paga por esa tontería, convirtiéndole en un sabio.

Yo fui víctima de un sabio en el año 1987. Resulta que un señor apodado "Bello" era quien administraba dos mesas billar que funcionaban en el local de la Independencia esquina Anacaona (ahora funciona Papelería Alex), propiedad de Cholo Naut. Parece que entre tantas personas, el señor Bello pensó que los más tontos éramos mi hermano Antonio y yo; eligiéndonos para "prepararnos" de manera que aunque estemos dentro de una balacera, ninguna bala nos llegue.

Para ello, el señor Bello nos visitó la mañana de  un jueves cualquiera de ese año, extrayendo de sus bolsillos dos hojas 8.5 x 14" escritas a "maquinilla", que contenían la oración que nos blindaría contra todo tipo de armas de fuego. Luego de un "ensalmo", nos pidió masticásemos cada uno una oja y nos la traguemos. Yo, que aún sentía la clorofila de la ignorancia, con mucho gusto me tragué mi hoja y desde ese momento estoy blindado contra balas.

¿Fue Bello un brujo o un verdadero sabio?

Desde mi punto de vista creo fue un gran sabio, ya que recibió RD$200.00 que no hay manera de hacer regresen a sus legítimos propietarios y quien realmente se blindó contra cualquier denuncia de estafa fue él. El señor Bello nos dijo que su trabajo era garantizado o devolvía el dinero. El problema ha sido, que aún a décadas de la muerte del señor Bello, ni Antonio ni yo podemos reclamar a sus herederos un engaño.

Para poder poner a prueba el trabajo del señor Bello y decir con certeza que nos engañó, tendríamos que meternos en una balacera; si tenemos suerte y ninguna bala nos toca, los herederos nos dirán: "nuestro padre les dijo que ustedes estaban blindados"; y si por el contrario la primer bala nos quitara la vida, los muertos no reclaman nada. El señor Bello hizo un trabajo blindado, pero para él.

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