SAN JUAN DE LA MAGUANA: Un Día de San Juan Bautista en el año 1958

Por: Juan Tobías León Ortega 

Mañanitas de San Juan, fresco en el valle resucitado, amanecer cimarrón, lleno de Jabillas coquetas junto a las orillas del roncador cristalino río San Juan.  Los muchachos de la ciudad y  hombres de las periferias,  solían  darse el famoso chapuzón  en las aguas del San Juan, bendecidas por los designios de un corazón taíno que convirtió al hermoso valle, en una belleza llena de fragancia tropical, tornándose  en vereda  serena como la leyenda del Valle del Unicornio: tupidos manglares orilleros enamorados junto a la  brisa perfumada de un amanecer sin final y huerto de Lirios en sinfonía mayor.

El lugar preferido del chapuzón era el segundo puente, por tener los más variados charcos de corrientes rápidas y el paisaje apropiado montuno para no ser visto encuerado. Eran los tiempos en que la naturaleza estaba en armonía con los hombres y mujeres.    Algunos, de los más osados, se llevaban bien cubiertas, sus botellitas de  Ron Bermúdez Palo Viejo, de Ron Brugal, de Ron Barceló, algún Ron Clerén haitiano, o cualquier agua ardiente disponible. Mientras gozaban de la frescura de la aguas del río que una vez bañó por cientos de años a la raza taína en el enclave maguanero del cacique Caonabo.  

 Un toque de Diana del Cabo Corneta de la fortaleza General José María Cabral despertaba a una gran parte del vecindario a su alrededor. No se hacía amanecer cuando ya el calientico jengibre esperaba  a los más friolentos que venían después del baño encuerados, como simbólico  bautizo en las rugientes aguas del San Juan, a un sorbo extenso del Te estimulante, con el pancito calientico de las panaderías del  señor Siquito Estepan y del señor  Juan Billí en las cercanías al parque Sánchez, lo cual  a manera de introducción, iniciaba el largo recorrido de las Mañanitas de San Juan de la Maguana. 

La misa al Santo Patrón San Juan Bautista, se daba bien temprano de la mañana,  los muy fervientes católicos abarrotaban la iglesia San Juan Bautista de ese entonces (convertida años después en Catedral San Juan Bautista) para recibir las bendiciones del Santo Patrón.  Hermosas chicas luciendo sus vestidos de colores apropiados con sus mantillas en la cabeza antes de entrar a la iglesia, llegaban en grupos de diferentes direcciones, algunas mirando  azoradas ,  a sus alrededor, como esperando que apareciera su príncipe azul.  

El trotar Sanjuanero: Tradición de Corceles de Pasos Finos

El trotar de grupos de jinetes a caballos haciendo sonar a sus pasos el tapar de las herraduras, daban un colorido único y tradicional  en estas fiestas que  se esparcían por barrios y calles céntricas luciendo sus hermosos caballos de pasos finos en elegantes monturas diseñadas algunas, por las antiguas talabarterías del pueblo cuyo centro de operación  se encontraba en los alrededores del mercado municipal de la ciudad, localizado en pleno centro.  En el  San Juan  de los 50s y principio de los 60s se había desarrollado una pequeña industria artesanal dentro del campo del “Árte y Repujado”, artesanía necesaria  que  suplía de los rudimentos necesarios a las caballerías, a las  labores de tracción animal, criadores de perros, zapateros remendones, etcéteras. 

La elegancia del sonar de los pasos de los caballos, mantenían en expectación al pueblo en general y a visitantes que se aglomeraban en las calzadas a observar el paso de los jinetes. 

Algunos de los personajes pintorescos del San Juan de ayer, hacían presencia en la plaza de mayor concurrencia recreativa: el parque Sánchez. Entre ellos el más popular: Miguelito El Policía. Se la pasaba dirigiendo el tráfico aún si fuera dirigiendo el tráfico de  caballos  en un día de San Juan. El parque  lucía en esos años con todo el vigor de la juventud de su arboleda, su belleza y su frescura sin igual. Sombra amplia de los majestuosos y gigantescos Laureles, Pinos y Anacaguita. La frescura de la grama jardinera y pequeños árboles completaban el elenco del huerto prometido. 

En el parque todo era noticia, sonrisa, elegancia, y de vez en cuando,  de cosas algo desagradables, especialmente observando a algunos de los personajes pintorescos que reflejaban la síntesis de la maldad de un sistema injusto.: harapientos versus elegancia. Un mundo al revés.  En la principal esquina, aglomerados como pavos olvidados para una cena de navidad: los limpiabotas hijos de Machepa, símbolo de los barrios periféricos, donde un bocado de comida no era siempre bienvenido. 

Don Nene Montes de Oca y su Elenco de Flores A Caballo

De los grupos de jinetes que más impresionaban en los días de San Juan Bautista, era Don Nene Montes de Oca montado a caballo junto al elenco de varias de sus flores, entre ella la que más se destacaba por su apodo: Canela. 

 Don Nene en su elegante caballo bermejo, hacía brotar los aplausos cuando pasaba frente al parque Sánchez junto a sus flores Elila montando el caballo de nombre  Caballero, Juana, Filla, Provi y Canela, con sus respectivos elegantes equinos, y en la cola el pequeño jinete Víctor Manuel  montando el caballo de nombre  Delirio, parecían como extraídos  de las películas de los antiguos Cowboys del lejano Oeste norteamericano. Las muchachas se vestían de negro, con sombreros negros con bordados blancos y botas texanas que hacían resaltar más la elegancia de los pasos finos de sus corceles. Todo estaba sincronizado a sus pasos por las calles del San Juan de ayer: majestuosos caballos de pasos finos, monturas elegantes, lo atractivo de sus vestuarios y la coordinación de la tradición, Don Nene con su traje  y sombrero blanco, como líder de la caballería, seguido muy de cerca de sus hermosas flores y su hijo mimado.   

A la altura de las 10:00 A. M., ya las calles de San Juan estaban inundadas por la caballería que formaba a veces un flujo constante de paquetes de jinetes que entraban al parque Sánchez en diferentes  direcciones y se paseaban por calles céntricas y periféricas.  Se distinguían los más conocidos del pueblo con sus hermosos caballos de pasos finos, así veíamos a algunos de los componentes de  las familias más distinguidas del pueblo sanjuanero de ayer: de los Santos, Ramírez, Rodríguez, Paniagua, Suero,  Alcántara, etcéteras. Ahí podíamos ver a un Don Isidoro de los Santos con su sombrero, su espuela, su bigote de charro enamorado, su elegante caballo, luciéndose con los pasos de su corcel que le obedecía y se erguía con un relinchar; veíamos a un Cuquito Rodríguez con su estilo jocoso pero luciendo con elegancia su equino de pasos finos; Don Tirso Rodríguez con su hija, cuyas montaduras reflejaban la elegancia del hermoso caballo; Don Julio Suero montando su hermoso caballo negro que parecía un Stallión ; los muchachos  de la familia Ramírez encabezado por Atahualpa Ramírez disfrazados de Indios taínos montando al pelo sus caballos. En fin, una gama de jinetes de todos los estilos, desde el más  ortodoxo hasta el más eclético que llenaban las calles de ese día del Santo Patrón San Juan Bautista en coloridos, algarabía  y alegría.  

  ¿De dónde venía esta tradición a caballos en el enclave maguanero? Aún más, ¿Cómo se desarrolló esta cultura de crianza de caballos en el hermoso valle taíno? Lo cierto es que en los días de la formación de la villa de San Juan, con su fundador el encomendero don Andrés Valenzuela, quien de una manera fue el protector del  joven Guarocuya , cuyo  nombre taíno convertido al cristianismo, se conoce  como Enriquillo, le gustaba montar a caballo durante algunos de los años que pasó de su juventud en el valle maguanero.  Sabemos con seguridad también, que fueron los españoles y otros europeos quienes trajeron por primera vez  los Equinos al continente nombrado como América; no siendo la excepción el valle del Maguana.  Pero, ¿Cómo comenzó la tradición maguanera de crianza de caballos? ¿Fue a partir de las guerras de liberación del siglo XVIII cuando se escenificaron muchas escaramuzas y batallas grandes por todo lo largo de la frontera con Haití que comenzó esa cultura o fue antes? ¿La cultura de crianza de caballos de paso finos en  el valle del Maguana se desarrolló más con el advenimiento de la dictadura de Trujillo a partir del 1930?  Bueno, dejamos a los expertos en rebuscar datos históricos que aclaren estas interrogantes.  Lo cierto es que esta bella tradición  impactaba a cualquier visitante que llegaba al valle taíno maguanero y tornaba de alegría a su pueblo que la apoyaba con todo el honor.  

Doncellas  que esperan en sus huertos el Clavel blanco  en sus frentes, adornados con azucenas de multicolores, la corona de una reina simbólica cual reinado de carnaval, juventud, belleza y anhelo.

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