El Adulador

Por: Leandro Ortiz de la Rosa.

Leo como consulta permanente dos libros, "El Hombre Mediocre" de José Ingenieros y "El Príncipe de Nicolás Maquiavelo"; siempre lo tengo en mi cama en Santo domingo de consulta permanente.

En verdad veo que con alguien de algún modo y sin incurrir en exageraciones hemos sido lisonjero, pero hasta que no conocemos perfectamente el "Ser" y que èl nos  conozca; instante a partir del cual deja las poses, le trata en la dimensión que le corresponde, eso da ha dado resultado para conocer al humano.

¿Por que?

-He llegado a la conclusión de que todos somos iguales, con aciertos y desaciertos, virtudes y defectos, consciente más aún que de una forma u otra todos tenemos nuestros atributos, uno más que otro y, en eso somos superior a alguien.

La adulación está determinada como un elogio excesivo e hiperbólico; consiste en resaltar de forma recurrente las cualidades del otro, hacerlo sentir grande, alimentar su ego. 

El lisonjero, adulador o lambon a veces muestra una admiración sin límites, desproporcionada, no ves los puntos crítico del adulado, es una patología más o menos exagerada en destacar sólo lo positivo. 

En ocasiones, simplemente es un arma que alguien utiliza para manipular a otro, alimentando sus ínfulas de grandeza, de Poder y hasta su arrogancia o altivez.

Digo alguien por ahí "No crea en elogios, ni crea en lisonjas que muchos lo hacen para adormecerte" el adulador se convierte en consejero, sicólogo, asesor, médico, mánager, gabinete, alcancía, aguisote y peor aún soplón.

A pesar de todo, no es posible prescindir de ellos por que visualizan lo que tú no puede ver a simple vista, pero ojo con ellos que cuando te traicionan te dejan  peor de la cicatriz. 

Es por ello que alguien digo del humano nada me extraña, nada humano me es ajeno. 

El autor es licenciado en Ciencias de la Comunicación, mención periodismo.